miércoles, 29 de abril de 2020

La duda

La duda puede servir como un motor para buscar respuestas y empujarnos a mejorar...
Pero también puede inmovilizarnos y sumirnos en un bucle infinito de más dudas. Una duda genera otra duda y no siempre hay respuestas, o no nos sentimos satisfechos con las que encontramos o son difíciles de encontrar... Una duda lleva a otra duda, una cosa lleva a la otra y ahí viene la confusión que refuerza más la inmovilidad antedicha... Ahí nos enmarañamos en la maraña de la duda que nos envuelve en confusión, descarada y ruín confusión. Y es difícil salir de ese lugar. Es como un ovillo de lana que apenas se sabe por dónde empieza pero no dónde termina, su extensión y si tiene nudos por el camino. Y la metáfora en sí sumó dudas acerca de si había sido un buen ejemplo y sobre el objeto en sí, si en verdad tiene nudos en su interior o qué hay realmente allí dentro. Si hay más lana o si se trata de esos dulces muy bien realizados, ahora tan de moda, que por fuera parecen un objeto determinado (hechos por selectos chefs pasteleros que recrean con maestría sus colores, luces, sombras, detalles y texturas y logran engañar al ojo más diestro) para descubrir que por dentro hay chocolate y otros manjares de esos que proveen de caries a los dientes...
Y entonces surge una nueva duda: se buscaba deshacer y despejar las dudas, aunque sea la duda inicial, y finalmente poder dar con respuestas medianamente razonables? ó el objetivo era dudar de por sí, dudar sobre la duda y generar muchas más dudas?... Nos quedaremos con la duda... ó, nos quedaremos con la duda?...