Como conté en las dos primeras entradas, siento que cada blog que hago es como mi hogar. Cada blog tiene una parte mía. Me genera paz y tranquilidad haber creado y finalmente dado a luz este blog. Lo siento como mi hogar también por el hecho de sentirme cómoda escribiendo en él, cómoda como estar en casa... El hecho de que exista y el hecho de poder verter mis palabras en él me hace bien de por sí. Las palabras no son palabras, son canales, son un medio de expresión de aquello que contenemos en nuestra mente y alma. Hay cierto misterio en eso... Escribir es como un bálsamo, nos da calma. Pareciera que todo está en silencio cuando llevamos a cabo este sencillo acto, pero aquí escribimos y la procesión va por dentro y sale a través de las palabras de un modo silencioso pero con su ruido y voces internas. Esos sonidos y los mensajes solo pueden ser descubiertos por quienes las lean... Mientras tanto permanecerán en completo y aparente silencio, manteniendo su misterio intacto... Y la conexión surgirá si hay identificación...
Escribir, escribir para qué? Para liberarse. De qué? Del peso de lo que sea que llevemos a cuestas. Solo para eso? No. Cuando escribimos deshilachamos nuestras vidas, tocamos fondo, resurgimos, descubrimos un mundo que es más profundo que lo aparente. Hay vida más allá de lo exterior.
Hay mucho dentro nuestro, muy complejo y difícil de detectar y descifrar. De repente irrumpe, sale al exterior en forma de emociones encontradas o no, micro expresiones, actos fallidos... De repente lloramos o montamos en cólera sin entender del todo qué nos pasa. O de la alegría que parece infinita de repente "se nos pianta un lagrimón". Alguna vez pudieron experimentar la risa y el llanto con poderosa fuerza.... a la vez?! Pues yo sí y más de dos veces y es de las emociones más difíciles de entender y no puedo decir si es más malo que bueno (si es que a las polaridades seguimos apelando) porque creo que es más bueno que malo porque es liberador. Las emociones a veces se encuentran y resulta que son contrapuestas y aún así tratan de convivir en un instante, ese instante en que te duele el estómago por reír a más no poder y emocionarte como si la tristeza te embargara de emoción con su acuática experiencia...
Escribir, escribir para qué? Para liberarse. De qué? Del peso de lo que sea que llevemos a cuestas. Solo para eso? No. Cuando escribimos deshilachamos nuestras vidas, tocamos fondo, resurgimos, descubrimos un mundo que es más profundo que lo aparente. Hay vida más allá de lo exterior.
Hay mucho dentro nuestro, muy complejo y difícil de detectar y descifrar. De repente irrumpe, sale al exterior en forma de emociones encontradas o no, micro expresiones, actos fallidos... De repente lloramos o montamos en cólera sin entender del todo qué nos pasa. O de la alegría que parece infinita de repente "se nos pianta un lagrimón". Alguna vez pudieron experimentar la risa y el llanto con poderosa fuerza.... a la vez?! Pues yo sí y más de dos veces y es de las emociones más difíciles de entender y no puedo decir si es más malo que bueno (si es que a las polaridades seguimos apelando) porque creo que es más bueno que malo porque es liberador. Las emociones a veces se encuentran y resulta que son contrapuestas y aún así tratan de convivir en un instante, ese instante en que te duele el estómago por reír a más no poder y emocionarte como si la tristeza te embargara de emoción con su acuática experiencia...