jueves, 30 de abril de 2020

Redes... enredados estamos...

Seamos honestos. Estamos haciendo de nuestras vidas un "gran hermano", un "show de Truman", en distintas medidas (me incluyo, claro). El "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia", que algunas tiras televisivas anuncian antes de transmitir sus capítulos, parece tener un vínculo cada vez más estrecho con lo que está pasando. O acaso esas pelis viejas anticiparon lo que iba a pasar? "Programación predictiva" le llaman quienes son tildados de conspiranoicos...
Seamos honestos. Todo lo que publicamos no es solo por nosotros que lo hacemos. Es para un otro y hay un otro. Sino, nos guardaríamos todo para nosotros mismos y para nuestros más cercanos, pero no más. Cuándo fue la última vez que nos guardamos todo para nosotros mismos? No hablo de una procesión que va por dentro y que nos guardamos. Sino que, cosas tan simples y nobles como tener un plato de comida hermosamente servido, por dar un ejemplo, sea solo para el deleite de nuestros ojos y una experiencia que guardaremos en nuestro corazón... y en nuestro estómago. Y no que se enfríe el manjar por buscar la luz, sector geográfico, encuadre y composición perfectos para sacar varias fotos hasta dar con los ángulos políticamente correctos, esquemáticamente aceptados, socialmente envidiados y simétricamente maravillosos, o con su simetría aparente, para subirlos ansiosamente en el instante más próximo aguardando las ovaciones de nuestro público... Les suena esa situación? Pues yo la repetí en más de una ocasión y ya formaba parte de mi vida como una actividad más, casi...



Que se establezca una conexión o empatía con ese otro ya dependerá de las fibras sensibles que existan en común. Si es que sea conectarse con el otro el hecho que nos motive a publicar. Si es que tal conexión se puede llevar a cabo... O que el "me gusta" que presionemos sea más parte de un condicionamiento implícito social, cual experimento científico en torno al comportamiento de masas...
Sigo con este dilema ya que es un paradigma que nos atraviesa en esta era de comunicación tan visual y de textos cada vez más apretados y llenos de emoticones, aunque hasta suena anticuada ya esta descripción. Es una realidad muy fluctuante, cambia a gran velocidad y los que somos más lentos y románticos (en referencia al movimiento Romántico, no tanto a los boleros de Luis Miguel jaja) nos vemos algo conflictuados, quizás, con esta realidad. Repartidos en una dicotomía que contempla tanto lo que en nuestra compleja anatomía emocional interna nos ocurre como en lo que dictan las modas y demandas sociales del momento... Bueno, me enredo entre palabras pero creo que se entiende el punto. Soy consciente de todo esto. Es una realidad cotidiana. Quizás ya forma parte del aire que respiramos. Pero al menos de mi lado hay cada vez más resistencia y, a la vez, esta absurda, quizás, contradicción de querer manifestarme, expresarme, compartir y llegar al otro gracias a internet y a través de un blog (además de las demás redes sociales que más que nada se limitan a Instagram). Convengamos que gracias a internet podemos comunicarnos con familiares, etc, sobre todo en estos momentos tan delicados de cuarentena. Pero a su vez, quizás el uso de estos medios se convierte en abuso o volcamos más de nosotros en ellos, más catarsis cibernética...
No hablo de que necesariamente estemos mostrando vidas perfectas ni mucho menos. Por suerte, en ese sentido, hoy en día ya existe una heterogeneidad de voces, encuadres y circunstancias en forma de fotitos de mil colores desparramadas por internet. Una heterogeneidad vasta, abrumadora e inconmensurable (no alcanza ni una vida para verlas ni "me gustearlas" a todas) que no cesa en su contínua reproducción y hasta repetición por los retweets, compartidos, enviados, etc... Todo un fenómeno en masa que cada vez me llama más la atención pese a que ya lleva su tiempo de existencia en estas épocas a veces más digitales que reales. Un mundo de fantasía que nos construimos, con nuestras mascaritas, cada vez un poco más real pese a su intangibilidad...
Siempre fui de sobre analizar las cosas, de interesarme por el costado psicológico, filosófico y/o antropológico que tienen los distintos fenómenos de nuestra vida. Bueno, lo humanístico me interesa y los seres humanos también, por ende. Una forma un poco fría de encarar las cosas, tal vez. Pero creo que no hace falta mirar esta situación con tanta distancia y mucho tiempo después para reconocer que estamos viviendo un hecho histórico sin precedentes. No es solo un pequeño aparatito, un celular que sirve para todo menos para hablar por teléfono (si lo habremos padecido!): es un nuevo estilo de vida! Es la consecuencia (sin querer darle un carácter ni negativo ni positivo) de que la tecnología estuviera cada vez más y más a nuestro alcance hasta caber en nuestros bolsillos y poder llevarla a todos lados siendo inalámbrica...



Quizás la vida cambió a pasos agigantados estos últimos años más que en otras épocas!
Somos testigos y usuarios, normalmente al mismo tiempo.
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Escribir en un blog es casi como hablar solo. Hay mucho silencio, como dije anteriormente. Al menos esa es mi sensación. No hay quien ponga me gusta ni juzgue. Desconozco cualquier minúscula reacción, que me fascinaría contemplar en el momento de quien sea que lea estas y otras de mis palabras. Eso es de lo que nos hemos privado a través de estas herramientas, en algún punto tan frías e impersonales: perdemos la espontaneidad de momentos únicos de interacción humana...
Tampoco me gusta la idea de erigirme como una erudita que da su sermón de domingo en la iglesia o construcción religiosa o del tipo que sea en la cultura que sea, o catedrática o moralista. No es mi intención, pero pareciera que estuviera haciendo eso (pareciera que mi pensamiento es rígido y binario en algún punto: blanco o negro, bueno o malo, etc). Es que pareciera que uno quiere tener la razón, ser el que tenga la última palabra, sobre todo si el otro no puede hablar ni comentar ni nada y ese aspecto me choca, no lo niego. Mis observaciones y críticas del otro las reconozco también como autocríticas. Es un proceso de reconocimiento y aprendizaje. En la crítica al otro, si uno es consciente, uno vuelve a su propio punto de origen de sí mismo. Creo que ahí fue cuando logré entender lo de los espejos o proyecciones. Si criticamos al otro veremos que probablemente en ese "por casa cómo andamos" andamos iguales ó parecidos... ó peor... Creo que ahí también nace una pequeña empatía y un saber que todos andamos medio en la misma... Mostrar nuestras vidas, pensamientos, opiniones, etc, para qué? pues cada uno de nosotros tiene su respuesta, un pedacito de verdad que está bueno compartirlo de algún modo y entender más de lejos y también desde adentro este extraño fenómeno de tener nuestro propio show... al final, todos o casi todos nos hemos subido a esta ola que no sabemos cómo caerá, a dónde nos llevará, si habrá tierra a la vista y cuál, además de no saber con qué fuerza caerá... Al final todos, o casi todos (el casi es un toque piadoso) queremos nuestro minuto de fama, queremos captar la dispersa y atareada atención del otro, como cuando de niños buscábamos la mirada y atención de nuestros padres. Encontramos una satisfacción rápida en estos aparatitos, en este recurso de las redes y nos volvimos algo adictos, en distintos grados... hasta confundimos el afecto real con corazoncitos planos dibujados y a veces titilantes... ya cuesta pensar una vida sin este lujo... un lujo, una satisfacción de doble filo...
Se me viene a la mente fragmentos de algún que otro capítulo de Black Mirror, esa controvertida y aguda serie que retrata muchos aspectos, con tintes ficticios, de todo esto que vengo escribiendo...
Creo que en cualquier caso es bueno y necesario hablar de estos temas, compartirlos, visibilizarlos. Es una construcción social del día a día. No surgió de la nada y por algo existe y tampoco se trata de decir que hubo tiempos mejores en el pasado porque también tuvieron sus cosillas cruentas... Visibilizar nos saca de ese lugar mecánico, automático. Bienvenido sea estar despiertos o empezar a despertarnos y ponernos a tratar de entender qué está pasando y qué estamos haciendo... Bueno, cualquier cosa nos vemos en instagram para debatir (guiño, guiño, jaja).-